Atisbo ante mí, un magistral cielo que me conduce hasta lo más profundo de mi alma. Es tan solo olvidándote de todo cuanto te rodea, silenciando tu ajetreada vida, y encendiendo tu conciencia; como así verás a tu yo interior.
Te darás cuenta entonces, de cuánto tiempo hace que no exploras tu alma, de lo olvidada que la tienes, de lo refugiada que se halla, porque la tapan capas y capas de alboroto y ruidos externos...
Descubrirás entonces, que el alma es tan profunda como ese cielo que se halla ante tus ojos y que tal vez, ese pequeño explorador que llevas dentro tuyo yace dormido, sedado, y que solamente tú puedes hacer que se despierte de su profundo letargo.